Balance y profecía del socialismo
Ahora que las encuestas auguran un cambio de gobierno en las próximas elecciones locales sería oportuno hacer un sucinto balance de lo que ha supuesto la última intentona socialista de transformar España y lanzarse a una especie de vaticinio con lo que podemos imaginar del futuro inmediato.
El arqueo de lo que queda de esta “nueva vía al socialismo” es desolador: la habitual resaca del alucinógeno proyecto socialista de siempre para hacer de España, que fue reserva espiritual de Occidente, una especie de república que sólo puede acabar siendo bananera, prostibularia, tercermundista y agresiva (véase lo que está ocurriendo en Murcia).
La evidente destrucción económica, consecuencia de comprar votos con drogas de diseño progresista, nos deja depauperados, hipotecados, casi vendidos, con el tejido empresarial destruido por las políticas igualitarias de los camellos del Pleno empleo que han frustrado, con esa alucinación de votante, la realización profesional de cinco millones de personas y el sustento de sus familias. A ello le sigue la deliberada destrucción del tejido social destinada a fortalecer al terrorífico aparato extorsionador de la mafia sindical para asegurarse que, aunque pierdan democráticamente las elecciones, conservan la capacidad de chantaje al margen de ellas.
No sólo dejan ruina económica; sus intromisivas y disolventes políticas igualitarias contra la familia han cercenado la población española y provocado un déficit humano mayor que el financiero. El exterminador aborto de ZP ha sido el estoque definitivo para una juventud a la que no puede ofrecer ilusión personal o profesional y lo suple imponiendo el consumo de su mercancía de estupefacientes con una manipulación televisiva sin límites y grosera. Esas políticas han sido posibles por la aniquilación moral que ha exigido comprar a precio de oro la baratija, quincallería y algarabía gay que entretiene a los votantes de ZP haciendo que el disfrute de una sexualidad enfermiza e instintiva supla la carencia de logros personales en la vida, y que ha degradado incluso la precaria “cultura” del titiritero progre a simple mendigo arrastrado a la homosexualidad por la subvención.
Hacer conjeturas futuristas a partir de barruntos es arriesgado, quizá sólo sirva para comprobar, con el tiempo, el fatalismo de los presagios. De entrada, aunque parece probable que la derecha gane ampliamente las elecciones, no podemos descartar aún que los que dieron el golpe de Atocha urdan algún tipo de patraña similar; lo han hecho ya muchas y sólo viven para eso. Es posible que España, que resistió el ataque de la ilustración napoleónica, los diversos golpes de estado masónicos, al comunismo estalinista de la república, la depredación de los socialistas solidarios de ETA y estos experimentos de los terroristas del GAL, acabe un día exhausta y naufragando ante algún nuevo intento de transformación.
Será complicado para la derecha dar la vuelta a este pavoroso panorama de barbarie dejado por el socialismo, al páramo económico, humano, cultural y moral. Sacarnos de los escombros va a requerir un gran esfuerzo de los españoles en el que los socialistas no van a colaborar y sí van a obstaculizar al máximo. Creo que exige innovación y valor para situarnos al margen de ese sistema depravado de extorsión y chantaje, para inmunizarnos de él, para evitar que ese parasitario y ruinoso entramado se reproduzca a nuestra costa y para que rebrote la esperanza y florezca la cultura humanista en la que somos conscientes de nuestra libertad y dignidad de personas. Va a ser difícil pero vale la pena intentarlo.
Juan Antonio Martínez * Este diario no asume como propias las opiniones de sus colaboradores
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