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'El Brujo' transporta al Mira Teatro a La Mancha quijotesca

'El Brujo' transporta al Mira Teatro a La Mancha quijotesca

Son las 20:10 del 22 de diciembre. El público del MIRA Teatro, con un lleno absoluto, ve cómo se apagan poco a poco tanto las luces del patio de butacas como las del escenario, hasta quedarse totalmente a oscuras.  Rafael Álvarez ‘El Brujo’ entra en escena con una pequeña vela en la mano mientras un foco dirige su haz de luz hacia él y se escucha una música típica Al-Andalus. Así comenzó el espectáculo ‘Los misterios del Quijote o El Ingenioso Caballero de la Palabra’.


El monólogo, basado en el clásico ‘El Quijote‘ de Miguel de Cervantes, mezcla textos originales de éste con reflexiones y comentarios cómicos sobre la obra y todo lo que representa, como el pasado centenario en 2005. Busca las verdades de forma amena y con un lenguaje muy cercano, inspirado en estudios sobre la obra literaria para explicar el contenido de algunos capítulos, enlazándolo continuamente con comentarios y personajes de la actualidad.

Rafael Álvarez 'El Brujo', vestido completamente de rojo, con sus singulares movimientos que llenan por completo el escenario, podía representar tanto al propio Quijote como a unas prostitutas. El tono de su vestuario le hacía destacar sobre el escenario, decorado con muy pocos elementos. Sobre la tarima un rectángulo con arena y colgando del techo cinco velas en memoria de cinco juglares asesinados.

Recreación con verismo
La luz que recaía sobre el escenario representó un papel importante, ya que jugaba con el paso del tiempo real de la obra como si fuera un día de verdad, empezando por el amanecer, continuando con la claridad del día y terminando con el atardecer y la noche.

Según se sucedían estas etapas, coincidían con algunos capítulos seleccionados del clásico, que correspondían con dichas partes del día. De fondo, en algunos momentos, como ambientación, se oían pasos o el sonido de los grillos en la noche. 

La música típica Al-Andalus se escuchaba en momentos decisivos e imprimía intensidad al espectáculo y  mientras, durante toda la obra, Rafael Álvarez 'El Brujo' repetía: «La obra duró siete minutos, esto es un coloquio».

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