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Pozuelo de Alarcón

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El Pleno del bostezo y el mamoneo

El Pleno del bostezo y el mamoneo


Tenía ganas de asistir a un Pleno del Ayuntamiento de Pozuelo. Quería conocer cómo se mueven todos sus concejales en su propia salsa. Por fin, fui a uno la semana pasada. El día de la nieve. Y la verdad es que salí bastante desilusionado. Tremendamente desilusionado. No es serio ese cementerio. Ni por el formato ni por el contenido.

Es cierto que hubo de todo y no se puede generalizar porque hubo concejales que estuvieron muy respetuosos y mantuvieron la dignidad que se les supone en el santa sanctorum de la democracia del Ayuntamiento. Pero hubo otros representantes del pueblo que protagonizaron situaciones bastante pobres para su responsabilidad.

Las constantes faltas de respeto al lugar que protagonizaron, por ejemplo, Gonzalo Pastor y Eduardo Fernández Palomares fueron deplorables. Estuvieron todo el tiempo en plan Zipi y Zape. Mmmmm, que malos somos. Para luego, a la hora del debate, aparecer como dos políticos menores, escasamente preparados e intelectualmente muy pobres. Fatuos y vanidosos. Creo que David Cierco (si es que puede) debería enseñarles a ser considerados con lo que representan. Como estuvo él mismo. De Vania puedo decir poco. Creo que está ahí porque tiene que haber de todo. Además, debió trasnochar porque llegó tarde y se le abría demasiado la boca.

En la bancada popular también hubo numeritos para todos los gustos, aparte de la anécdota protagonizada por Pablo Gil que se cayó de culo al sentarse en su escaño. Supongo que, para serenarse tras la ridícula situación, se entretuvo un buen rato jugando con el móvil.

Entre los numeritos más penosos de los concejales del PP destaca el sueño de Andrés Calvo-Sotelo... Bochornosa situación. Es más, lo que tendría que haber hecho Almudera Ruíz, en lugar de darle tanta conversación para espabilarlo, era haberle obligado a salir a darse una vuelta bajo la nieve y a tomarse un café.

Me gustó mucho, en cambio, la seriedad y compostura de Paloma Lorenzo, Elena Méndez, Mónica García, Carlos Ulecia y Diego de Aristegui. Y, por supuesto, de Gerardo Sampedro que parecía que quería controlarlo todo desde su asiento como si se tratara del cabo de vara del Pleno.

También estuvo bien el grupo de UPyD. Formales y sensatos. Aparentes como son ellos. Caturla, flojita. Tienes que prepararte más las cosas, Victoria. Anduviste con argumentos endebles y balbuceante. No llegaste ni a un 4,23 de puntuación. Suspenso.

A María Teresa Pina no la voy a calificar. Entiendo que estuviera gaciosilla y ocurrente porque tenía que hacerse notar en todas sus intervenciones ya que era la única concejala que tenía claque vestida de verde en la tribuna. Lo suyo fue todo un recital de interpretación para ellos. Sólo para ellos y con la aprobación de ellos.

Por cierto, ¿qué hacían allí cinco personas vestidas de verde y reivindicando la enseñanza pública a horas lectivas y jugando con sus iPads? ¿Eran profesores liberados o escaqueados? Sin duda, reivindican una enseñanza pública que les siga permitiendo hacer novillos. ¡Qué despropósito!

Podría escribir tres artículos más sobre el dichoso pleno si entrase al detalle y analizase las ojeras de Isabel Pita, o la sonrisa forzada de Susana Pérez Quislant, o la mirada protagonista de un corto titulado '¿Qué hace una chica como yo en un sitio como éste?' de Isabel Gema González. O de la candidez de Félix Alba o de los movimientos de un Pablo Rivas que iba y venía por la sala, supongo que negociando cosas que, a lo peor, no había negociado antes.

Por supuesto, de esos tres artículos, uno de ellos merecería que lo dedicase al análisis de la dirección del Pleno por parte de la señora alcaldesa pero eso será en otra ocasión. Ahora es tiempo de que comente algo del contenido.

Al margen de que los intervinientes usaron un lenguaje bastante pobre, lleno de argumentos simplones y de lugares comunes, nos podríamos haber ahorrado los dos debates estrellas: el de la Transparencia por no aportar nada. Bueno sí, tópicos y más tópicos y más tópicos. Y el del Consejo Social de la Ciudad por ser una de las grandes tonterías por las que será recordada esta legislatura.

El debate sobre Transparencia fue precipitado, casi a golpe de silbato, sin profundizar en nada, ramplón y, absolutamente, mejorable por no decir prescindible. Si se lo hubieran ahorrado hubiera sido, incluso, de agradecer. El Pleno hubiera durado menos y hubiera sido menos tedioso. ¡Qué plasta de Pleno!

Y ya la creación del Consejo Social de la Ciudad fue para tirar cohetes. Aparte de ponerse medallas los intervinientes sobre quién propuso semejante despropósito (supongo que por lo que significa de mamoneo a la hora de colocar en él a los suyos), nadie explicó en qué va a consistir ni por qué carajo tiene que haber un Consejo Social de la Ciudad y, mucho menos, cuánto va a costar. Espero que no sea más que un brindis al sol. Por cierto, Pina, deberías saber que es más importante arreglar lo de las paradas del autobús que aprobar ese fantasmagórico Consejo de enchufados. Se nota que andas poco en autobús.

En definitiva, una pena. Y si en la anterior legislatura califiqué a los políticos de Pozuelo de Tercera División y eso que, en términos taurinos, el Ayuntamiento estaba lleno de morlacos tobilleros, en ésta no sé cómo calificarlos. Háganlo cada uno de ustedes, si quieren, en sus comentarios, que yo ya me he alargado mucho.


Capitán Possuelo

*Este diario no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores

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