Paloma Tejero y su calma chicha

No te asustes, querido lector. No me estoy refiriendo a ninguna guarrería. Es que se acercan las elecciones a toda castaña y me asombra mucho que el gobierno municipal no haya arreglado todavía algunas cosas fáciles y parezca que nos toma el pelo.

Me refiero a la milonga del estudio del calmado de tráfico que nos han prometido Pleno tras pleno. En algunos sitios han puesto esas chepas de burro que, efectivamente, algo calman el tráfico. En otra ocasión hablaré de la chapuza planificadora que supone cambiar una acera y al poco tiempo levantar un trozo para hacer el paso de peatones con badén.

No sé si la concejala de movilidad Paloma Tejero, amiga de Yolanda Estrada, tanto monta o monta tanto con gin tonic o sin él, ha terminado ya el estudio dichoso del calmado de tráfico, o tráfico calmado o que trafica con calma. No lo sé. Lo cierto es que la Avenida de Juan Antonio Samaranch Torelló, la que pasa por delante de la Ciudad Deportiva Valle de las Cañas, parece un circuito de rallies en torno a las 6 de la tarde. Salen los trabajadores de La Finca desbocados, con prisa por hacer la compra y bañar al niño. Y no reparan en las señales de velocidad que la limitan a 20. Y el día en que alguien atropelle a algún deportista que cruza la calle, toda la culpa la tendrá la chica del apellido golpista. Y la alcaldesa que no le pone las pilas.

Antes de acabar esta columna voy a hacer una sugerencia. Que hagan también un estudio del calmado de las señales de Stop en Pozuelo. No se respeta ni una. Para los pozueleros es sinónimo de ceder el paso, y nadie para. Yo pondría un policía de paisano -o de uniforme, porque algunos conductores pasan de todo- multando a todo el que se salte un stop. Multa de 200 euros y 4 puntos. Ese es el castigo, y así debería ser si la policía municipal se pusiera las pilas y no estuviera calmada.

Este estudio del calmado debe hacer referencia a los políticos y a los trabajadores municipales, pero no al tráfico. De lo contrario no me lo explico.