La concejala Eva Cabello está triste

Me dicen, de buena tinta, que la nueva concejala de educación está triste. Que se siente utilizada. Como un kleenex de usar y tirar.

Ella pensaba que la alcaldesa Quislant la había incluido en su candidatura por su valía, por sus grandes dotes, por su capacidad de gestión, por su… nada. Y ahora se ha dado cuenta de que ha sido utilizada porque era la presidenta de la Asociación de familias numerosas de Pozuelo. Y ese granero de votos era ansiado por la alcaldesa como Gollum buscaba su anillo.

Era una buena estrategia para captar posibles votos que se escaparían a VOX: tener de tu parte a esta asociación con tanta raigambre en Pozuelo. Y Eva Cabello se tragó los cantos de sirena, e incluso llegó a pensar que tendría un importante cometido al frente de la Concejalía de familia.

Y no. Pérez Quislant ha delegado en ella las competencias de Educación. O sea, prácticamente nada, porque quien manda en este área es la Comunidad de Madrid.

Los únicos cometidos que tienen los ayuntamientos en materia de educación son los siguientes: participar en la vigilancia del cumplimiento de la escolaridad obligatoria y cooperar con la Comunidad de Madrid en la obtención de los solares necesarios para la construcción de nuevos centros docentes; la conservación, mantenimiento y vigilancia de los edificios de titularidad local destinados a centros públicos de educación infantil, de educación primaria o de educación especial. Y ya.

No me extraña que la señora Cabello tenga un cabreo monumental. Yo también me sentiría utilizada, pero mi dignidad me impediría quedarme en el Ayuntamiento. Provocaría la primera de una larga lista de crisis de gobierno.