No nos resignamos a ver morir a nuestro comercio local

La vuelta de vacaciones siempre es dura: volvemos a la rutina, los horarios, las obligaciones… Pero este año, para algunos, parece que está siendo especialmente complicada y no sólo por el fin de sus vacaciones, sino porque está siendo el fin de su trabajo, de sus proyectos económicos y profesionales y, en definitiva, el fin de sus ilusiones. Me refiero, concretamente, a los comerciantes de la calle Cirilo Palomo y sus alrededores.

Cuando el pasado jueves paseaba por la zona, comprobaba el estado de las obras de la calle Cirilo Palomo. Más allá de entrar a valorar si eran necesarias o no; pocas limitaciones arquitectónicas había que eliminar de la zona y no era momento económico para gastos innecesarios, ni tampoco entrando a valorar el resultado de las mismas, que dicho sea de paso dejan mucho que desear, por cuanto han supuesto la eliminación de numerosas plazas de aparcamiento (con el problema de tráfico que ello va a suponer), ha habido una mala ejecución de aceras, las cuales presentan una inclinación hacia los portales (con los problemas de humedades y encharcamientos que se producirán en época de lluvias), una colocación de árboles mal alineados completamente antiestética, etc.,  mi principal queja proviene de la falta de sentido común y empatía por parte del gobierno local de la Señora Quislant, que parece empeñado en dejar morir el casco antiguo de Pozuelo y de todo su comercio local.

El hecho de haber dejado aislada la calle durante semanas, sumado a la grave crisis que arrastra el sector con motivo de la crisis de la energía y el precio de los materiales, ha venido a poner la puntilla, conllevando pérdidas cuantiosas para todos los comerciantes de la zona, los cuales han visto reducida la afluencia de clientes y, consecuentemente, de sus ventas e ingresos. Algunos no han podido resistirlo y ello ha supuesto el cierre definitivo de su negocio. Me refiero a Rivera Bon Fromage, tienda especializada en el mundo del queso. Es un verdadero drama ver como el esfuerzo de un comerciante que se abre paso y se vuelca en dar a sus clientes lo mejor, deba cerrar por culpa de la falta de impulso y actuación promovida por la Administración Pública. Y no es un caso aislado: nuestros comerciantes de la zona no aguantan más; están con el agua al cuello y con la incertidumbre de no saber cuánto tiempo más podrán seguir abriendo la persiana de sus comercios por la falta de apoyo del Gobierno municipal.

No sé si la Señora Quislant se da cuenta del grave error que está cometiendo, abandonando a su suerte al comercio de proximidad de Pozuelo, el cual es del todo necesario para la economía local, mantiene activas a numerosas familias, y acerca productos de calidad a los hogares de los pozueleros. Debería su gobierno replanteárselo porque detrás de cada negocio hay una familia de Pozuelo que ha invertido su vida contribuyendo al bienestar del municipio y no se merecen el trato que están recibiendo.

Pozuelo no son sólo urbanizaciones de lujo y zonas verdes; es también un pueblo con su historia y sus costumbres, que deben mantenerse. Porque si el comercio local desaparece, el barrio se queda aislado y empobrecido. Y un barrio sin vida, económicamente estancando, se convierte en un barrio marginal en el que surgen problemas de inseguridad, droga y delincuencia.  

Permítame decirle, Señora alcaldesa, que no nos resignamos a ver morir nuestro barrio y le instamos a que reaccione cuanto antes; no queremos un barrio desfavorecido o marginal. Queremos calles prósperas, vivas…que aporten un valor añadido a nuestras viviendas y hagan del barrio un lugar destacable dentro del municipio.

Apoye lo nuestro, Señora Quislant; defienda nuestras calles y defienda a nuestros comerciantes. Porque detrás de cada pequeño negocio hay una familia que ha invertido su vida contribuyendo al bienestar del municipio, y ahora nos necesitan más que nunca.

Vecina de Pozuelo