¿Habrá que graffitear en la puerta de casa de algún político pozuelero para  que se decidan a limpiarlo?

Pozuelo no es un oasis y en nuestro municipio viven también los máximos exponentes del ¿arte? de las pintadas. Feísmo en todo regla. Lo malo es que la suciedad, lo cutre, tiene un fuerte efecto llamada y tiende a ser reproducido, sobre todo por ciertos adolescentes o jóvenes inmaduros y faltos de personalidad a los que le da igual lo ajeno. Ya sea material privado o público, eso les importa poco.

Desde esta columna reclamé hace tiempo una brigata antigrafiti en Pozuelo. También lo reflejé en mi propio programa electoral. Señora alcaldesa, con esta iniciativa usted saldría en todos los telediarios. Pero sospecho que pasea poco por nuestras calles. Y, claro, no se percata de lo guarras que empiezan a estar algunas zonas. Da igual que sean de titularidad privada o pública. Lo guarro, guarro es.

Y aquí, municipio en el que nos gusta lo limpio, ordenado y elegante, nos produce rechazo ver una pintada. Da igual dónde. Por eso, esa brigada que propongo -y que usted no me hace ni puñetero caso- debería limpiar lo público y lo privado. Éste último con el cobro de una tasa, pero que resultase más barato que la contratación de una empresa especializada.

¿Se imaginan cuántos comercios, comunidades de propietarios, etc., demandarían este servicio pionero? Señora alcaldesa: eso serían votos, muchos votos. Una carretada de papeletas del PP entrando en las urnas de los colegios electorales de Pozuelo.

Claro que, si ni siquiera están pendientes de limpiar cuanto antes las cosas de todos, cómo van a limpiar lo del algunos… Para muestra, la foto de la señal de parking de tierra en el parque en Prados de Torrejón. Pero para para verlo hay que pasarse por allí... o que yo le haga una foto.