La concejalía de Obras para Almudena Ruiz me huele a vendetta

Ha pasado una semana desde que la alcaldesa confió su secreto mejor guardado: las delegaciones de gobierno a los concejales. Desde ese día he permanecido tranquila. Meditando. Boquiabierta. Intentando encontrar los motivos por los que Quislant ha repartido las concejalías de un modo tan siniestro. A mi parecer.

¿O no es siniestro poner a Mónica García Molina de concejala de familia? ¿Y a Pablo Gil de Policía? ¿O darle tanta, tanta carga a Eduardo Oria?

Lo más llamativo ha sido lo de dejar la concejalía de obras a Almudena Ruiz Escudero. Aquí si eres concejal, se ve que lo mismo vales para un roto que para un descosido. Da igual que sepas del tema o que no tengas ni pajolera idea. Estas delegaciones de la alcaldesa transmiten al vulgo que el concejal no pinta nada al frente de cada área, no hace falta que tenga estudios al respecto, ni que viva en el municipio, ni que haya hecho por lo menos un máster en el tema que le asignan. No. Da igual.

Almudena Ruiz Escudero es diplomada en Magisterio y concejala de Obras. Tal cual. Por obra y gracia de Susana Pérez Quislant. Dar pan a quien no tiene dientes. Cada uno es bueno en su profesión. Y la profesión de Almudena no es política, ni ingeniera, sino maestra.

Lo que en principio podría parecer un premio, porque es una concejalía vistosa en la que se maneja buen presupuesto, parece tornarse un castigo. Una nueva vendetta de la alcaldesa contra el presidente del PP en Pozuelo, Enrique Ruiz Escudero, hermano de Almudena. No encuentro otro motivo, y créeme que lo estoy buscando.

Si tal es la condición del concejal, que no hace falta que sepa nada de la materia de la concejalía que tiene asignada, pienso que sobran todas las concejalías. Y todos los concejales delegados. Que mande la alcaldesa y ejecuten los técnicos, que son los que saben.

La de pasta que nos ahorraríamos.