Incompetencia

Domingo por la tarde en Pozuelo. Vuelves a casa después de una agradable comida familiar. Vas relajado, cogiendo fuerzas para la nueva semana que se asoma inexorable. Disfrutando de tu ciudad, que tanto te gusta y en la que has pasado momentos maravillosos. De repente, un bocinazo perturbador y un coche de la Policía Local que te hace señas para que te detengas. Y sin mediar explicación ninguna, te clavan un multazo descomunal, desorbitado. Como tienes confianza en tu municipio, pides explicaciones amables, pero sólo obtienes por respuesta la repetición mecánica de tu supuesta infracción. Te queda la duda de si es por la estulticia del agente, o por alguna extraña norma de comportamiento que le hayan inculcado. Y empiezas a preguntarte dónde estaba el mastuerzo ese cuando llamaste para que terminase aquel botellón ruidoso. O cuando asaltaron a la vecina del segundo. O cuando desapareció la bici del pequeño. O cuando...

Por fin conoces la respuesta: estaba poniendo multas injustas a ciudadanos honrados, pero indefensos. Suspiras indignado y reanudas la marcha para comprobar que -pocos metros más allá- han parado a otro "infractor" desprevenido. Y la indignación aumenta hasta alcanzar al equipo del Ayuntamiento de Pozuelo y a su alcaldesa: Estimada Señora, no nos engañemos. Si tienen que fusilar a multas a los sufridos habitantes de su propia ciudad es por la penosa gestión de las arcas del Ayuntamiento. ¿No éramos el municipio con mayor renta per cápita de España? ¿Y qué ha pasado con nuestros impuestos para que tengan que enviarnos a esos atracadores de uniforme? Rectifique, rectifique aún está a tiempo...

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