En Pozuelo de Alarcón todavía nos queda mucho camino para tener unos parámetros de accesibilidad decentes. Mucho. Sobre todo en las zonas más antiguas: el pueblo de siempre y la Estación.
Busco en San Google. Pongo en su barra “movilidad y accesibilidad Pozuelo”. Me topo con un resultado que dice “Participación en el Plan de movilidad Urbana Sostenible”, propiedad del Ayuntamiento de Pozuelo. Hago clic, y mi gozo en un pozo. La página está vacía: el título y nada más. Intento hacer clic por doquier, a ver si encuentro una llamada al plan... pero nada. El ayuntamiento no tiene ningún interés en que el vecino participe de ese plan de movilidad, concluyo.
Me voy volando a la Estación. Me meto imaginariamente en una silla de ruedas que intenta ir desde el quiosco de Antoñito hasta Caná. Eso si, con motor, porque la cuestecita es de órdago a la grande.
Empiezo a subir, y me topo con árboles en medio de la acera y postes de teléfono; la silla no pasa por ahí. Decido cruzar de acera, con el miedo de que me atropelle un coche. Me paso a la acera de enfrente, siempre imaginario. Y tampoco pasa la silla, porque hay farolas en medio.
Claro, yo imagino que esto no tiene fácil solución. Pero luego el Ayuntamiento no puede decir que favorece la movilidad y la discapacidad porque creo que no es así.
Se me ocurre una posible solución. A ver qué les parece a los técnicos de obras del Ayuntamiento con su concejal Pablo Gil al frente. ¿Por qué no acumulan en la misma acera árboles, farolas y postes de teléfono?
Eso permitiría dejar expedita la otra. Y entonces ya sí que cabría mi silla de ruedas imaginaria. Este tipo de soluciones imaginativas podrían implementarse en un montón de calles de los cascos antiguos.