Un superávit municipal vergonzoso

En el pasado Pleno municipal de septiembre se aprobó la cuenta general del Ayuntamiento de Pozuelo, el cierre contable correspondiente al año 2016. Sólo con los votos del PP, porque ninguno de los tres partidos de la oposición quiso aprobar ese modelo de gestión económica.

Yo tampoco lo apruebo. No comprendo cómo ni por qué al ayuntamiento de la ciudad con renta per cápita más rica de España le sobra dinero. Y el índice de desigualdad social en nuestro municipio es muy alto: según un estudio publicado por Diario de Pozuelo hace escasamente un año, la diferencia económica entre los habitantes de Pozuelo es mayor que la que hay en Honduras o Bolivia. Si, como oyen.

Este es el cuarto año consecutivo que el Ayuntamiento de Pozuelo tiene superávit. Nada más y nada menos que de 16 millones de euros. O sea, que si el municipio tiene 90.000 habitantes, a mí me corresponden 188 euros. Y me gustaría que me los devolvieran. Ya sabré yo qué hacer con ellos.

Pero es que además el Consistorio tiene un remanente de tesorería de más de 80 millones de euros, que expresa mejor que cualquier otro indicador su capacidad para hacer frente a los compromisos financieros.

O sea, que tenemos un ayuntamiento muy saneado, al que le sobra la pasta. Al que le lleva sobrando pasta desde hace cuatro años. Que no tiene deudas. Que no gasta lo que recauda.

Yo siempre he oído que el programa económico del PP se basa en la máxima de que el dinero donde mejor está es en el bolsillo de los contribuyentes. Debe ser que este es un PP distinto, porque consideran que el mejor sitio es el banco.

O nos están cobrando demasiado, o no saben en qué gastar. O no tienen ideas, ni programa. Vamos, que no se pasean por las calles. Que no ven necesidades más allá de levantar aceras para volverlas a poner, con distinto terrazo. Que no hablan con algunos vecinos que lo pasan mal para llegar a fin de mes. De ser así, sabrían cómo gastarlo.

Voy a proponer a la Dirección de este periódico que ofrezcan a los lectores confeccionar unos presupuestos participativos, más que nada para dar ideas a un gobierno municipal que parece ya agotado, sin ideas, pero con mucha pasta.