La apatía y arrogancia… de la alcaldesa de Pozuelo en el ecuador de su mandato
Ayer lo publicaron los compañeros de redacción. El tema es grave. De autoritarismo exacerbado. De desprecio del cuarto poder. De pasarse los usos de la democracia por el forro de los caprichos. Que de caprichos sabe mucho la alcaldesa Quislant.
Si no fuera porque me fío, y mucho, de la información del redactor de Diario de Pozuelo, no daría crédito. Pero ha pasado.
El día 13 de junio hemos celebrado -por decir algo- el segundo aniversario de la toma de posesión de los alcaldes, después de las elecciones municipales de 2015. Justo nos encontramos en el ecuador de su mandato. Parece un buen motivo para solicitar una entrevista a la alcaldesa de Pozuelo. Y se supone que ella no tendrá cosa mejor que hacer que conceder esa entrevista, habida cuenta de que éste es el periódico de Pozuelo con más lectores y más años.
La entrevista se solicitó con dos semanas de antelación. Pásmate. Además, pidieron las respuestas por escrito, para que la alcaldesa no pierda mucho tiempo, o incluso pueda delegar el responder a su jefa de prensa. Es lo que suele ocurrir en estas ocasiones.
La entrevista se concedió. Se pidió para un par de días antes de la onomástica. Todo estaba encarrilado. Hasta que llegó el día de la entrega: que si no puedo, que si déjanos más tiempo, que si tengo un tío en América... En fin, que si podemos posponer su respuesta para cuando sea el Pleno del Estado del Municipio.
Obviamente, no, señora alcaldesa. El momento era el adecuado; el tiempo para entregarla, más que suficiente.
¿Qué ha fallado entonces, señora Pérez Quislant?
La arrogancia de creerse por encima de los medios de comunicación del municipio. El cabreo irreprimible contra un medio que comparte buena parte de su ideario, pero con la suficiente independencia para escribir columnas como esta.
Entonces lo mejor es el desplante, el desprecio. ¿verdad?
A la alcaldesa le gusta participar en los Cascabeles y los Gatos al Agua y <"wf_file_text">salir en La Razón tomando vinos en uno de los restaurantes más caros de Pozuelo. Para eso sí tiene tiempo. La promoción personal fuera del municipio, porque nadie es profeta en su tierra, ¿verdad, Susana?
Eso, lo miren por donde lo miren, no es talante democrático. Ni talante ni talento.
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